“La puta de las mil noches” en el Teatro Español
por Julia Sáez-Angulo
La puta de las mil noches es la obra dramática de Juana Escabias dirigida en la sala Margarita Xirgu en el Teatro Español, por Juan Estelrich e interpretada magistralmente por Natalia Dicenta y Ramón Langa. Una pieza fuerte sobre la condición humana en situaciones cuasi límites o marginales duras como son la prostitución y sus clientes.La humillación y la degradación hasta el sadismo de dos seres que van a pasar una noche juntos, mediado un comercio carnal y un pago de dinero que mueve a la puta y un deseo feroz de humillar a la mujer –quizás porque fue abandonado por su esposa a quien odia- y atiza a una puta envilecida por el vil metal como venganza.
Dos seres dignos de compasión de la jauría humana donde el mal se ceba sin ápice de compasión, si bien alguna palabra flota en busca de “dignidad”, por parte de la mujer. Una gran pantalla visual da hermoso fondo al diálogo sin desperdicio de puta y clientes –dos malhadados personajes- con una belleza de la ciudad al fondo y la caída progresiva de la lluvia o de la nieve que va marcando el paso del tiempo.
El final sobrecogedor, donde siempre la parte más débil es la víctima. El mal como el bien está graduado y aquí se pone de manifiesto en este thriler progresivo que capta al espectador toda su atención e interés. Nadie se salva en esta condición humana, pero los niveles se escalonan en perversión. El cliente es siempre más repugnante que la puta, aunque no se salve de su condición no siempre impuesta.
Los dos intérpretes son formidables y solo cabe darles un sobresaliente, fruto de una dirección impecable, que no hace sórdido un tema de por sí complicado para llevar a escena con elegancia y eficacia. Estelrich lo ha conseguido.