Rubens
por Julia Sáez-Angulo
Museo del Prado. Edificio Jerónimos. Madrid. Del 8 de noviembre de 2010 al 23 de enero de 2011
Nuestra primera pinacoteca nacional, el Museo del Prado, cuenta con 90 cuadros de Rubens, en su mayoría expuestos, pero actualmente se ha querido colgarlos todos de manera cronológica en una sucesión sin pausa, que permite ver la creatividad y progreso de un gran artista flamenco ligado a España como fue Pedro Pablo Rubens (1577 -. 1640). Una ocasión renovada con un singular pretexto para contemplar al genio de la pintura que tanto influyó en la denominada escuela española. Más adelante vendrá la instalación adecuada de los cuadros por géneros o temas en los nuevos espacios del Prado. Aunque en principio pueda sonar a exposición de ahorro en tiempos de crisis –también puede serlo- lo cierto es que los grandes museos deben subrayar periódicamente sus propias colecciones con propuestas graciosas o ingeniosas como ésta.
Para seguir al Rubens del Prado (no se ha pedio prestado obra foránea alguna) se ha editado una simple y útil guía junto a un ameno documental dirigido por Miguel Ángel Trujillo, “un viaje al universo del artista, cuya obra se caracteriza por transmitir al espectador una visión exaltada de la vida”. El artista flamenco llegó a pintar mil quinientas obras, de las que los museos de Viena y Munich conservan buenas piezas, así como los de Amberes y Bruselas.
En tiempos de minimalismo, Rubens no puede estar de moda, pero una atención pormenorizada de su obra nos hace gozar de un gran maestro de la pintura, capaz de registrar todos los sentimientos y pasiones del hombre a través de su obra que va desde “El retrato ecuestre del duque de Lerma” (1603) a “Perseo liberando a Andrómeda” (1663). En Rubens todo es desmesurado, señala el comisario Vergara. Entre medias, un largo recorrido con una serie de apóstoles, muy voluminosos, en los que se ve la influencia de Miguel Ángel, hasta llegar a la pintura más suelta de la última época. Rubens sabe tratar la mitología greco-romana como pocos pintores, como sólo lo hace el gran arte de la antigüedad. Hombre culto, cosmopolita y coleccionista, era capaz de dar vida a una obra de taller con simples toques de pincel.
Su serie sobre la vida de Aquiles es de enorme interés y el episodio de Aquiles en el gineceo, descubierto por Odisea es de gran relevancia. El tema mereció el ensayo de Javier Gomá, director de la Fundación Juan March, que ha participado también en el documental junto a Alejandro Vergara.
Un narrador fabuloso y abundoso
“El juicio de Paris” (c.1606) y “Las Tres Gracias” (1670) son obras destacables, ésta última presente en el imaginario de muchos españoles al pensar en el Museo del Prado y en Rubens. “Filopómenes descubierto” (c.1909) es un cuadro interesante por cuanto muestra un gran bodegón con un cisne blanco muerto y atravesando en diagonal el lienzo, al tiempo que cuenta la historia narrada por Plutarco, según la cual el poderoso general griego fue reconocido por sus anfitriones en el momento que cortaba madera para ayudarles a preparar un banquete que se iba a hacer en su honor”. Todo un ejemplo para políticos y relevantes. Resulta embriagador seguir las historias narradas en la pintura abundosa por este genio holandés que abarcó todos los géneros entre ellos el retrato en las efigies del archiduque Alberto de Austria (1663) y “La Infanta Isabel Clara Eugenia” (1684).
“Es como cambiar los muebles de sitio en una casa”, declaró el comisario. Así es. Así se hizo con la exposición de Velázquez, a la que se añadieron algunos cuadros más. Subrayar y enfatizar de vez en cuando las colecciones del museo con algún pretexto en bueno y cumple la misión de difundir la obra de la institución. El catálogo de la pintura holandesa del Museo del Prado lo hizo el profesor Matías Díaz Padrón, que fue conservador de pintura holandesa en la gran pinacoteca española y descubridor de numerosos cuadros de Rembrandt y su escuela.