Discos
por Xavier Valiño
GABINETE CALIGARI: Camino Soria (Warner)
Es difícil que se alineen todos los elementos para que un grupo o solista pueda grabar el disco de su vida, que se convierta en un gran éxito popular, que goce del apoyo de la crítica y que acabe siendo su álbum más reivindicado y reivindicable. Cuando el trío Gabinete Caligari grabó Camino Soriasabían que tenían entre sus manos ese disco, pero lo que no sabían es sí el resto de los elementos completarían tan difícil conjunción.
Como bien señala Edi Clavo (su batería) en el libro del mismo título que acaba de publicar sobre el disco él llama ‘el del equipaje del desgraciao’, en él se dieron Canciones, Cohesión y Contexto. Su reedición remasterizada sirve ahora para recordarlo, aunque no haya ninguna canción extra ni maquetas que ayuden a contextualizarlo. Solo sus nueve cortes atemporales y un libreto de 48 páginas.
NATHANIEL RATELIFF & THE NIGHT SWEATS: Tearing at the Seams (Stax-Musicasusual)
Cuando un disco lleva el sello Stax, ya es una garantía, generalmente del mejor soul de la vieja escuela. Con su debut homónimo, Nathaniel Rateliff & The Night Sweats hicieron honor a la discográfica que lo editaba, obteniendo un inesperado éxito que los llevó a recorrer medio mundo engrasando su directo.
Por eso ahora su segundo disco parece más un trabajo de conjunto que unas canciones de su líder revestidas por sus colegas músicos, capturando mejor la emoción y la intensidad del octeto. La banda suena más fuerte, más nítida y compacta, con más actitud en los momentos festivos como “Intro”, “Say It Louder”, “Be There” o “Coolin’ Out”, y más cálidos en los más íntimos, como “Hey Mama”, “Babe I Know” o “Still Out There Running”, con una voz que evoca el tono raspado y profundo del mejor Otis Redding o Sam Cooke.
MORGAN: Air (Goodbye Producciones)
Pocas bandas han tenido en los últimos tiempos una proyección tan fulgurante como la de los madrileños Morgan. De hecho, hace ahora ocho días daban el primer concierto de su nueva gira en Las Palmas, casi al tiempo que se publicaba su segundo álbum, después de que el primero, North(2016), los descubriera como unos perfectos representantes de la ‘americana’ patria.
En este segundo disco se acercan algo más a la música negra más celebratoria, ganando en inmediatez y dejando algo más en un segundo plano las confesiones doloridas de antes. Como bien se pudo contrastar en su directo, es la voz de Nina de Juan lo que atrapa irremisiblemente al oyente y “Sargento de hierro”, la única cantada en castellano, reafirma que cuando ese sea su idioma principal no habrá nada ni nadie que los separe del éxito masivo y ya ahora merecido.
THE DIVINE COMEDY: Loose Canon (Live in Europe 2016-2017) (Divine Comedy Records)
Que Coque Malla lo reivindique como la máxima inspiración de sus canciones más recientes no es sino un síntoma del lento pero ascendente crecimiento de The Divine Comedy en nuestro país hasta hoy, el momento de su mayor idilio con España. Casi se puede decir que se valora más aquí que en su propio país.
Y eso es algo que este disco viene a confirmar. A falta de grandes clásicos que sumar a su repertorio últimamente (del reciente disco, tal vez solo «To the Rescue» sea uno de ellos), Neil Hannon aprovecha para hacer giras como la que documenta este álbum en directo, en las que pasear su lustroso fondo de catálogo. Este álbum resumen de la gira europea de los dos últimos años bien se puede considerar como un grandes éxitos de la banda y, aunque sus canciones suenan mejor en estudio, a muchos les servirá para recordar esos conciertos.
EGON SODA: El rojo y el negro (Heart of Gold)
Llegando a su cuarto álbum, Egon Soda deja atrás el sonido americana con el que más se identificaba al grupo hasta ahora. Y lo hacen evocando dos colores que definen su continuidad como grupo abriéndose a nuevos horizontes. Por un lado está el rojo, representado a través de crónicas personales muestran toda la rabia, la crítica y una postura progresista frente a la sociedad que nos toca vivir.
Por su parte, el negro se atisba ya en una voz cada más desgarrada, unas guitarras rítmicas y unos bajos y baterías más funk. Es el color de la música de raíz afro-americana en sus distintas variantes (funk, blues, jazz, ecos latinos) que evocan grandes canciones como “Matanza” (puro Santana), “Mi famoso gancho de izquierda” o “Glasnost”. El culmen por ahora de su ascendente carrera.
RHYE: Blood (Musicasusual)
Desde que editó el exitoso Woman, su debut en 2013, Milosh ha vivido de todo: una larga y costosa batalla legal con su ex-sello Polydor para zafarse de su contrato; un divorcio de la actriz Alexa Nikolas (a quien dedica la diatriba “Waste”); la pasión con Geneviève Jenkins (a quien ha fotografiado desnuda para la portada del disco); e incluso un disco, Jetlag, con su verdadero nombre.
En Bloodsigue llamando la atención su voz femenina, mientras que su sonido, que recuerda a Sade, The xx o el trip-hop de Bristol, es ahora más minimalista si cabe. Siguen siendo canciones sensuales, especialmente indicadas para acompañar los momentos más íntimos, destacando entre su ritmo cadencioso aquellas canciones que menos siguen ese patrón: “Feel Your Weight”, “Taste”, “Phoenix” o “Count To Five”.