Discos
por Xavier Valiño
BENJAMIN BIOLAY: Volver (Barclay-Universal)
Cuando en 2001 Benjamin Biolay editó su primer disco, Rose Kennedy, muchos lo encumbraron como el nuevo rey de la chanson. Curiosamente, para un cantante tan francés, hace 10 años se enamoró perdidamente de Argentina. Así fue como el año pasado publicó Palermo Hollywood, en el que participaron varios artistas de aquel país.
La historia se repite ahora con Volver, segundo capítulo de este proyecto argentino y que toma el título del inolvidable tango de Gardel. Con la colaboración de Illya Kuryaki and the Valderramas, Miss Bolivia, Sofia Wilhemi, Ambrosia Parsley (también Catherine Denueve en la maravillosa “Happy Hour”, Mala Rodríguez o su musa Chiara Mastroiani), Biolay traza un fascinante recorrido entre dos culturas y músicas a priori distintas pero unidas aquí.
RANDY NEWMAN: Dark Matter (Nonesuch-Warner)
Olvidadas por ahora sus bandas sonoras para películas de animación, Randy Newman reaparece a sus 73 años, tras 50 de carrera y nueve después Harps and Angels. Para alguien que ha retratado como nadie los cambios de la sociedad norteamericana en estas cinco décadas, no es extraño que su nuevo álbum se titule Asuntos turbios y que reincida en esa crónica con su tono sarcástico.
Dejando un tanto de lado el piano, y con desarrollos orquestales, momentos corales y un énfasis en el enfoque narrativo múltiple (por sus letras desfilan los hermanos Kennedy, Putin, Sonny Boy Williamson o Celia Cruz), Newman logra transmitir historias tan tiernas como inverosímiles en un disco incómodo, nada fácil, pero con grandes canciones como “The Great Debate” y que, aunque siga conquistando al público del rock, parece de otra época y nada tiene que ver con él.
OUMOU SANGARE: Mogoya (No Format!)
Aunque ya frisa los 50, Oumou Sangare sigue ejerciendo de modelo para una generación de mujeres africanas como lo hacía cuando irrumpió en el mundo de la música a nivel internacional cuando a sus 27 años: feminista, sensual, empresaria, mujer tan arraigada en la tradición como abierta a nuevas influencias…Su nuevo sello es francés y ha actualizado su sonido. Mogoya –La gente de hoy– se basa en el poder crudo de la voz de la cantante de Mali, combinando instrumentos tradicionales africanos –kamele n’goni (arpa), karignan (raspador de metal) y percusión de calabaza– con guitarra eléctrica, bajo, teclados, sintetizadores y Tony Allen en la batería. Ella ha vivido como un placer eso de echar la vista más allá a partir de las raíces, y eso se nota en el resultado.
SUFJAN STEVENS, NICO MUHLY, BRYCE DESSNER, JAMES MCALISTER: Planetarium (4AD)
Este disco único e irrepetible se lo debemos a la sala Muziekgebouw de Eindhoven, quien encargó al arreglista y compositor de música clásica contemporánea Nico Muhly una pieza exclusiva para interpretar a su audiencia. En lo primero que pensó este fue en sus amigos Sufjan Stevens, Bryce Dessner (The National) y James McAlister (The Album Leaf)… y en el firmamento.El resultado son 75 minutos que van de baladas al piano a declaraciones políticas cercanas al rock progresivo, todas explorando y creando a partir del sistema solar, sus planetas, el sol, la luna, los agujeros negros, la ciencia y los mitos. Por suerte, ahí está la voz de Stevens para fijar un centro gravitatorio sobre el que basculan hallazgos como “Mercury” o “Saturn”, en un trabajo que se intuye la compañía perfecta para un viaje sideral.
LILA DOWNS: Salón, lágrimas y deseo (Sony)
Desde su irrupción en 1994 como la cantante mexicana más interesante fusionando modernidad y tradición, Lila Downs lleva editados once discos que basculan entre el jazz, el bolero, el blues, el soul, la cumbia, el rock o el rap. Salón lágrimas y deseo persigue continuar su lucha por el empoderamiento de la mujer, asunto que siempre ha tenido un protagonismo clave en sus canciones.
En este caso, con las colaboraciones de Diego El Cigala, Carla Morrison o Andrés Calamaro, y canciones de Agustín Lara, José Alfredo Jiménez o María Teresa Lara (el reconocible “Piensa en mí”), Downs demuestra de nuevo su maestría al hacer suyas las ajenas de una forma tan singular como efectiva y al componer otras al menos dignas de esa tradición.
MARÍA ARNAL & MARCEL BAGÉS: 45 cerebros y un corazón (Fina estampa)
Es el descubrimiento del año, una sorpresa en la que algunos habían reparado ya con sus dos EPs previos. Para su debut, la vocalista de Badalona de voz emocionante y el guitarrista de Flix (Tarragona) continúan creando canciones propias que se incorporan a su proyecto de rescate de grabaciones de campo, archivos digitalizados y fonotecas de la Península Ibérica.Ya desde el título, una letra que María escribió al leer la noticia del levantamiento de una fosa de la Guerra Civil en La Pedraja (Burgos), el álbum habla de lo que recordamos y de lo que nos quieren hacer olvidar, en castellano y catalán, acercándose al Mediterráneo y a la tradición, incluyendo una canción como “Tú que vienes a rondarme” que es pura magia y un hito de este 2017.