«El gallo de oro» de Pushkin en el Teatro Real
por Redacción
Entre los días 25 de mayo y 9 de junio el Teatro Real ofrecerá 9 funciones de El gallo de oro, de Nikolái Rimski-Kórsakov (1844-1908), nueva producción del Teatro Real en coproducción con la Ópera Nacional de Lorena y el Teatro de La Monnaie de Bruselas, donde la ópera se estrenó el pasado diciembre con un gran éxito.La obra, basada en la fábula homónima de Aleksandr Pushkin (1799-1837) ─que a su vez se inspiró en uno de los Cuentos de la Alhambra de Washington Irving (1783-1859)─ es una sátira amarga sobre la arbitrariedad de los tiranos, los abusos de poder y el conformismo de los sometidos, pero también una autocrítica sarcástica al nacionalismo musical ruso de finales del XIX, que el mismo compositor, Rimski-Kórsakov, había contribuido a exaltar con obras brillantes y coloristas inspiradas en el folclore eslavo, como su famosa Scheherazade, o la ópera El zar Saltán con su popular Vuelo del moscardón.
Cuando compuso El gallo de oro, última de sus quince óperas, el compositor estaba profundamente afectado por la guerra suicida que emprendió Rusia contra Japón en 1904 con miles de muertos, por la represión y corrupción del zarismo, y por la abortada revolución de 1905 con la masacre del Domingo sangriento. Además, su apoyo explícito a las manifestaciones estudiantiles lo privó temporalmente de su cátedra en el conservatorio de San Petersburgo, y su alejamiento crítico de los postulados del nacionalismo musical provocó resquemores y tensión con sus colegas compositores.
Este desconcierto, amargura y rabia llenan de sarcasmo las páginas de El gallo de oro, en las que nadie se escapa a la feroz caricatura: un zar caprichoso, haragán y egocéntrico, que somete los designios de su reino al canto de un gallo de oro; dos hijos del zar indolentes y necios, cuya codicia lleva al doble fratricidio; un astrólogo astuto y manipulador que mueve los hilos del poder con la complicidad de una zarina perversa y lasciva… Ni siquiera los súbditos, aduladores y conformistas, merecen la compasión del compositor.Para dar voz y alma a esta parodia del reino de los Romanov, Rimski-Kórsakov se despoja de toda la vanidad, utilizando la escritura vocal e instrumental al servicio de la dramaturgia, alternando melodías sencillas y despampanantes, armonías rudas y elaboradas, frases de gran aliento y temas casi epigramáticos, canciones populares y motivos de soplo wagneriano, pero siempre con la eficacia que caracteriza su genial empleo de los colores orquestales.
Laurent Pelly, que en el Teatro Real ha dirigido dos divertidas e ingeniosas comedias ─La hija del regimiento y Hansel y Gretel ─ acogidas con entusiasmo por público y crítica, vuelve ahora con el humor más ácido de El gallo de oro.
Pelly, que firma también el diseño de los figurines, rehúye una lectura moralizante y pintoresca de la ópera, dejando intacto el halo misterioso e irracional que subyace en el cuento, sin prescindir de su burla del perjurio, la mentira y el comportamiento esperpéntico de los déspotas, cuya ceguera ególatra los hace vulnerables a la manipulación.
Ivor Bolton dirigirá su novena ópera en el Teatro Real, después de los recientes éxitos en sus lecturas hondas y emocionantes de Billy Budd y Rodelinda. Con El gallo de oro Bolton podrá alumbrar el trasfondo oculto en este cuento macabro y enigmático, en el que Rimski-Kórsakov, vigilado por los censores zaristas, utilizó todos los recursos expresivos para decir con la música lo que no podía contar con palabras.
Dos repartos de igual valía actoral y musical ─Dmitry Ulyanov y Alexey Tikhomirov (Zar Dodón);Sergei Skorokhodov y Boris Rudak (Zarévich Guidón); Alexey Lavrov y Iurii Samoilov (Zarévich Afrón); Olesya Petrova y Agnes Zwierko (Amelfa), Alexander Kravets y Barry Banks (Astrólogo),Venera Gimadieva y Nina Minasyan (Zarina de Shemajá); Alexander Vinogradov (Gobernador Polkán), y Sara Blanch (El gallo)─ darán voz a los grotescos personajes de esta ópera, con la complicidad del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real