«Carroña»: entre lo hermoso y lo siniestro
por Alberto López Echevarrieta
(Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 16 de febrero al 9 de mayo de 2017)
Carroña, de Javier Pérez, se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Bilbao dentro del programa “La obra invitada” que patrocina la Fundación Banco de Santander. El acontecimiento tiene la importancia añadida del sentimiento que tiene el autor sobre el lugar donde se muestra: “Este museo tiene mucho significado, porque es mi ciudad natal y es el primer museo en el que yo puse mis pies, con lo cual volver a él con una de mis obras es para mí un honor”, nos dice.
El artista y la obra
Javier Pérez (Bilbao, 1968) se formó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco para pasar después a la École Supérieure des Beaux-Arts de Paris donde amplió estudios. Su nombre empezó a sonar en la década de los años 90 hasta conseguir el reconocimiento universal que tiene hoy.
La obra que se presenta en Bilbao representa una ostentosa lámpara de vidrio rojo estrellada en el suelo sobre la que diez cuervos disecados parecen devorarla. “La idea surgió de la invitación que un centro que hay en Murano cursó a artistas contemporáneos para trabajar con elementos de su propia producción. Aquella convocatoria tenía como finalidad la participación en una exposición a celebrar en Venecia en 2011”, señala el autor.
Murano tiene una antiquísima tradición de la artesanía artística del vidrio con más de mil años de historia. En esta isla, situada frente a la ciudad de Venecia, se fabricaba un tipo de cristal que se caracterizaba por una trasparencia absoluta, tan importante en distintas manufacturas. El producto logrado, de excepcional pureza, ha sido reconocido internacionalmente como la mejor imitación en el mundo del cristal de roca. El secreto de su fabricación estuvo protegido por severísimas leyes venecianas.
“Quise aprovechar aquel elemento tan pragmático de Venecia en forma de esas lámparas tan opulentas que representan la idea que tenemos de ornamentación llevada a su máxima expresión. Me pareció oportuno trasgredir el concepto que tenemos de belleza estereotipada, de lujo exagerado, de ampulosidad… y transformarlo precisamente en todo lo contrario”.
Pura carroña
El resultado lo tenemos expuesto en el hall de la pinacoteca vasca, un lugar ideal para esta obra, porque ofrece visiones diferentes con cada luz del día. Resulta espectacular la lámpara en el suelo, con buena parte de sus aparejos destrozados, y sobre ellos, los cuervos disecados y perfectamente integrados. Todo un festín grotesco que, de alguna forma, representa el sentir artístico de Javier Pérez.
“Estos dos mundos conviven con una cierta tensión. Entiendo que ‘Carroña’ tiene esa dualidad entre lo hermoso y lo siniestro. Jugar con estas dialécticas es una constante en mi obra. En este caso creo que es una obra muy metafórica, porque aquí podríamos estar viendo una catástrofe, el derrumbe de un ideal… y darle a todo una nueva lectura de lo que yo entiendo como belleza. Claro que se pueden hacer muchas y variadas lecturas. Me gusta dejar libre a la imaginación y que cada uno saque la conclusión que quiera. Al final, el concepto de belleza también es muy amplio y puede tener muchas interpretaciones”, añade.