Art Room 2017-2018 edita el catálogo de artistas de la galería en Madrid
por Julia Sáez-Angulo
ensayo de Alfonso González-Calero
La galería Art Room 2017-2018 en Madrid edita el catálogo de artistas de la entidad en la que refleja la información e ilustración del trabajo artístico de más de una veintena de pintores y escultores. Alfonso González-Calero, director de Art Room y miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte, AECA/Spain, hace una amplia introducción y un breve ensayo bajo el título “La técnica en el arte de hoy”. “Los síntomas del arte actual son muchos y variados, y cada cual más profundo e irracional, y ciertamente no tengo problema en darlo por bueno, en aceptarlo como parte de sus propios logros”, dice González-Calero. “La fragilidad del discurso, la multiculturalidad, los códigos personalizados y personalizantes, incluso el abandono de la universalidad,… pero desde ahí, desde el estadio actual si es posible y obligado buscar en el calado expresivo, en la capacidad del talento y por supuesto en apreciar el desarrollo de la técnica elegida para cada obra”.
Los artistas de Art-Room 2017 -2018 son: Antoni Flan, Berta Ares, Eduardo Pagán, Federico Eguía, Fran Coronado, Gabriel Pérez-Juana, Gini (Higinio Díaz-Marta), Julio Curieses, Laura Domínguez, Leticia Reyero, Lola Díaz, María Alonso Páez, Michico Totoki, Nacho Ramírez, Nishio Shihoko, Pilar Peláez, Ruperto Cabrera, Sabela Baña, Sergio Ramírez, ShojiYokoshima, Tamura Shigenao, Zuli Olcese y Club Catarsis.“La técnica no solo hay que entenderla como el procedimiento inmediato en la que la propia obrase sustenta sino también como una parte de su aspecto final, su presentación, del ambiente que procura, que para que tenga consistencia ha de estar en relación al propio espíritu que debió crearla”, explica González-Calero.
“Y este pensamiento se sustenta en convicciones netamente posmodernas –continúa G. Calero- y más concretamente en la asunción de las apreciaciones de uno de los padres del posmodernismo, el filósofo alemán Theodor Adorno, que ponía especial atención a lo que llamaba “apariencia” de las obras de arte, definiendo el concepto de apariencia estética como el proceso de objetivación de la obra como totalidad lograda desde la subjetividad e insistiendo que esta crisis que pone el arte nada menos que contra sí mismo, es a la vez posibilidad de expresar un contenido de verdad. Esa autenticidad es precisamente a la que me refiero”