Un viaje al pasado a través del arte rupestre
por Alberto López Echevarrieta
Abierto en Montignac (Francia) un centro de investigación de pinturas de hace 20.000 años
El Centro Internacional de Arte Rupestre Montignac-Lascaux ha iniciado su primer año de rodaje con muy buen pie a juzgar por las visitas que registra desde su inauguración el pasado 16 de diciembre y la expectación que despierta la réplica exacta que se ha hecho de la cueva de Lascaux, perteneciente al valle Vézère, en la localidad francesa de Montignac, que es tanto como decir el corazón de la región de Périgord. Digo réplica, porque la gruta en cuestión se cerró al público para salvaguardar sus pinturas rupestres. El interés suscitado desde que fue descubierta en 1940 y la afluencia de curiosos obligó a tomar esa decisión y a crear una réplica exacta.
El Centro es hoy uno de los focos culturales de arte rupestre más importantes de Europa, el lugar ideal para entender la forma de vida y costumbres de nuestros antepasados, cuando vivían en cavernas.
Patrimonio Mundial
Dordoña Périgord es una región francesa que tiene una gran tradición cuchillera, si bien los aficionados a la gastronomía la conocen mejor por sus trufas y, sobre todo, por las excelencias de los vinos de Bergerac, la patria chica de aquel espadachín que tan bien retrató Rostand. En el valle Vézère, se habla de estas especialidades, pero sobre todo de arte rupestre, ya que se da cita en él un buen número de grutas beneficiadas con las pinturas que hace 20.000 años plasmaron sus ocupantes en paredes y techos. Dicen los arqueólogos que se trata de uno de los puntos más importantes en su especie de Francia.
Una de ellas, la cueva de Lascaux, fue descubierta casualmente el 12 de setiembre de 1940 por cuatro muchachos y en su interior se han descubierto 615 pinturas de animales. En diciembre del mismo año fue declarada Monumento Histórico y a partir de ese momento se desató la curiosidad de miles de personas que acudieron al lugar deseosas de ver aquella especie de Capilla Sixtina que había permanecido oculta desde la prehistoria. La afluencia fue tal que los expertos advirtieron del peligro que suponían aquellas aglomeraciones para las pinturas rupestres. En consecuencia, el 20 de marzo de 1963 el ministro de Cultura, André Malraux, anunció el cierre de la cueva.
Copia necesaria
La reacción de los curiosos fue tal que las autoridades se vieron obligadas a llevar a cabo un proyecto extraordinario: Crear un lugar de encuentro y estudio para todos los aficionados al arte rupestre en torno a una réplica exacta de la gruta clausurada. El proyecto requería un planteamiento especial: Por una parte el concurso de expertos que copiaran las pinturas originales de una forma absolutamente rigurosa, y por otra crear todo un complejo arquitectónico acorde con la importancia del yacimiento.
La reproducción se llevó a cabo siguiendo las instrucciones de un equipo artístico y técnico compuesto por treinta artesanos al servicio de especialistas que han conseguido reproducir los grabados y dibujos de hace 20.000 años de forma idéntica. El 18 de julio de 1983 se abrió la primera fase con el 90% de las pinturas consiguiendo una excelente respuesta del público, ávido como estaba de conocer aquel tesoro oculto durante tanto tiempo. Cada año, a partir de entonces, se registraron unas 300.000 visitas. Este interés se había avivado en 1979, cuando la Unesco protegió a la gruta declarándola Patrimonio Mundial.
La expectación creada por las pinturas rupestres de la cueva de Lascaux, motivó que se creara una exposición itinerante que en 2012 recorrió Burdeos, Bruselas, París, Ginebra, Chicago, Houston, Montreal, Corea del Sur y Japón.
Al alcance de todos
El Centro Internacional de Arte Rupestre Montignac-Lascaux ocupa un edificio modernista, obra del estudio noruego de arquitectura Snoehetta, y está situado al pie de la colina donde se encuentra la cueva que alberga las pinturas originales. El conjunto ocupa un área de 11.400 metros cuadrados, de los que 8.635 están dedicados a la misión cultural para el que fue creado. Tiene una altura media de ocho metros y setenta metros de profundidad.Que nadie piense que se trata de un parque temático, porque realmente es un lugar de estudio en el que se utilizan las últimas tecnologías de imagen a fin de mostrar la riqueza de los grabados combinando una alta exigencia científica con accesibilidad para todos los públicos. De esta forma se recrea perfectamente la atmósfera de la cueva en cuanto a temperatura e incluso humedad. Hay también cuatro salas en las que se explica de una forma amena y entretenida cómo se descubrió el yacimiento y la importancia internacional del mismo. En total, aquí hay 66 millones de euros invertidos.