Ramón María del Valle-Inclán: «Tirano Banderas». Obras completas, tomo II
por Mercedes Martín
Fundación José Antonio de Castro, 2017
En 2017 la obra de Ramón María del Valle-Inclán pasó a ser de dominio público y la Fundación José Antonio de Castro acaba de publicar los tres primeros tomos de las obras completas dentro de la Biblioteca Castro, avalada por el académico Darío Villanueva.La novela que les traigo, Tirano Banderas, se publicó en 1926 y es una de las máximas muestras del talento del autor, reconocido no solo en España, sino internacionalmente.
Cuando el barco que traía al dictador mexicano Porfirio Díaz a Europa en 1911 recaló en La Coruña, los comunistas lo recibieron al grito de asesino. El comunismo y el socialismo eran una promesa y esos tiempos los quiso reflejar Valle-Inclán en su obra, pero aunque el tirano hispanoamericano pudo inspirar entre otros al personaje de la novela, lo cierto es que en España se vivía desde hace tiempo una gran inestabilidad política que culminó con la caída del gobierno constitucional y el ascenso de la dictadura de Primo de Rivera, con el beneplácito de Alfonso XIII. Lo más probable es que Tirano Banderas no fuera solo una novela sobre dictaduras y represiones exóticas sino también locales.
En esta novela Valle pone en práctica su concepto de la “visión estelar”, que es una visión que según sus palabras, intenta superar la barrera geográfica a la que se ve sometido el punto de vista convencional, y narrar las cosas desde arriba. De este modo, el narrador ve lo que sucede al mismo tiempo en varios lugares a la vez, es una narración abarcadora a la que acompaña la impasibilidad ante los hechos que se le supone al periodista. De hecho, cuenta el autor que se le ocurrió en tiempos en que era corresponsal de guerra, durante la I Guerra Mundial, subido a un avión de combate francés sobre las trincheras alemanas.
Por eso, Tirano Banderas se divide en varias tramas simultáneas y sus personajes son colectivos, como si Valle nos contara lo que ve desde un avión: diversos sucesos en diferentes puntos de una geografía convulsa, donde no hay un personaje principal, imposible de distinguir desde lejos, sino grupos de personas. Esos grupos son las diferentes facciones que luchan por el poder: los españoles ricachos llamados despectivamente “gachupines”, los criollos insurgentes, educados en la universidad, y los indios (los sirvientes y los parias, y el propio tirano, que, sin embargo, no lucha por mejorar las condiciones del pueblo llano).
Esta manera de narrar fragmentada ralentiza el tiempo y pinta las acciones que, gracias al poder sugestivo del lenguaje del autor, se transforman en cuadro. Cuadros goyescos, porque Valle no escribe una novela ni realista ni irónica, sino una sátira que abarca a todos: desde los que tienen el poder y no dudan en zapatear en la cabeza del más débil, hasta los que no tienen nada y pelean entre ellos por un trozo de pan.
Aparte de vivir los primeros tiempos de la aviación, Valle vivió los primeros tiempos del cine. Estos eran los tiempos en que el cine avanzaba hacia una posición relevante entre las artes y su influencia en la Literatura fue decisiva. Tirano Banderas es una buena muestra. Y, por último, la novela es un derroche de ingenio verbal e imaginación satírica, de tal manera que cada dos palabras en castellano, Valle introduce mexicanismos, gauchismos, arcaísmos… Todo ello hace de la lectura una revelación.
Así pues, la narración de acciones simultáneas, la visualidad que derrochan las escenas (auténticas estampas), el héroe colectivo y el dominio del lenguaje aúnan fuerzas para ofrecer en Tirano Banderas una de las más sorprendentes experiencias que ha dado la literatura universal.