Carlos III. Majestad y Ornato en los escenarios del Rey Ilustrado
por Julia Sáez-Angulo
Palacio Real. Madrid. Del 6 de diciembre de 2016 al 31 de marzo de 2017
“Arte y Poder” pudo haberse titulado también esta exposición del Palacio Real de Madrid, titulada de facto Carlos III. Majestad y Ornato en los escenarios del Rey Ilustrado, al decir de José Luis Sancho, uno de los comisarios de la muestra junto a Pilar Benito y Javier Jordán de Urríes”. Al monarca le gustaba la magnificencia y el ornato de la Monarquía más que del propio Ego. No le gustaba vestir de gala y posar para los pintores; se deshacía de las vestimentas de gala de inmediato, al terminar la sesión pictórica.
La exposición en Palacio Real de Madrid viene a conmemorar el tercer centenario del nacimiento de ese monarca dieciochesco, que fue calificado como “el mejor alcalde de Madrid” en su historia.
No olvidemos que el rey Felipe VI escogió un cuadro de Carlos III para su despacho en el palacio de la Moncloa, todo un símbolo y declaración de admiración e intenciones. Un óleo de Carlos III con armadura, pintado por Anton Rafael Mengs en el siglo XVIII.
Anton Rafael Mengs y Gian Battista Tiépolo fueron los pintores decisivos de la corte de Carlos III (Madrid, 1716 – 1788), y sin ellos no se entendería a Goya, que los contempló en su paso por la Corte, según explicó el presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán.
El rey Carlos III era consciente de la importancia de la Majestad y el ornato para la Corona y se preocupó como pocos monarcas de la arquitectura y decoración de los mismos sitios reales. Carlos III es un rey con paradojas por cuanto era madrileño que apenas vivía en Madrid, sino en los distintos palacios, según las estaciones del año; era ilustrado y no leía muchos libros; era religioso y expulsó a los jesuitas. Estas contradicciones las subrayó en la presentación de la muestra, Borja Baselga, director general de la Fundación Banco Santander, patrocinadora de la exposición.
En el acto de presentación intervinieron también el presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán y José Luis Díez, director de la Colecciones Reales.
Obras recuperadas para Patrimonio Nacional
Las 137 obras se reparten en distintas salas para mostrar sucesivamente: los Sitio Reales; El Real Dormitorio de Carlos III; Los tipos populares de Lorenzo Tiépolo, preciosos pasteles mostrados todos juntos; la pintura mural en sus bocetos; El Rey “de monte en monte”; Chinoisseries; Reales Fábricas; Las porcelanas de la Real Fábrica de Su Majestad Católica, y Carlos III y los talleres. Obras en un 86% de Patrimonio Nacional, y el resto del Museo del Prado, colecciones del Duque de Wellington, de la Fundación Banco Santander, Museo de Copenhague, Colección Abelló y otros. La política de exposiciones más reciente se centra en estudiar y restaurar las propias colecciones, lo que no deja de ser un acierto en tiempos de presupuestos contenidos.
Se ha evitado “la obra recurrente, conocida o de manual”, al decir del director de la Colecciones Reales, José Luis Díez, por cuanto a la exposición actual la han precedidos otras sobre el mismo monarca. Lo que se ha querido mostrar son los conjuntos decorativos unidos de Carlos III, que después modificaron sus sucesores, así como los preciosos textiles de la época, siempre difíciles de conservar y de mostrar.
Se muestran también obras recientemente adquiridas, como la de Joli, ya que buena parte de las colecciones reales se perdieron con la afrancesada napoleónica en España y en el XIX con las distintas testamentarías de los Borbones. También se ha recuperado para Palacio Real la obra Lamentación sobre el Cristo muerto, que pertenecía a Patrimonio Nacional y se encontraba en el Museo de Cataluña.
Ni que decir tiene que la visita a la exposición se completa con la del propio Palacio Real donde se encuentran más obras del momento expuesto.