Carmelo Ortiz de Elgea, retrospectiva (1963-2016)
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao. Del 18 de octubre de 2016 al 16 de enero de 2017
Casi medio centenar de obras componen la muestra Carmelo Ortiz de Elgea. Retrospectiva (1963-2016) que presenta el Museo de Bellas Artes de Bilbao con el patrocinio de BBK. A través de ellas se ofrece un repaso a la obra de uno de los pintores más significativos de la vanguardia vasca. La pinacoteca bilbaína continúa de esta forma con la labor emprendida tiempo atrás destinada a dar a conocer e historiar el trabajo realizado por los autores vascos. La exposición va acompañada de la publicación de un magnífico catálogo en el que se incluye la que posiblemente sea la mejor biografía realizada hasta la fecha del artista alavés.
La naturaleza de Ortiz de Elgea
A pesar de que Carmelo Ortiz de Elgea (1944) nació en Vitoria, sus primeros años transcurrieron en la localidad de Aretxabaleta, dos kilómetros al sur, en plena campiña. Este detalle es fundamental en el desarrollo personal de uno de los tres hijos de un modesto artesano que se dedicaba a la fabricación de escobas de brezo. Su contacto con la Naturaleza le marcará de por vida. Fue un pintor precoz que empezó con el paisaje alavés con trabajos sofisticados y complejos.
“Su propia vida está inmersa en el paisaje. Esto le produjo una fijación, aunque sin continuidad, hasta el momento actual. La presencia del paisaje es abrumadora en su obra siguiendo, tal vez involuntariamente, la tendencia de los grandes paisajistas alaveses, como Fernando de Amárica”, ha señalado Javier Viar, director del museo vasco y comisario de la muestra.
“La naturaleza ha sido el motor de toda mi obra pictórica, reconoce el propio Ortiz de Elgea. Me gustan los terrenos agrestes. Prefiero un acantilado a un paisaje plano”.Ortiz de Elgea formó parte del grupo “Pajarita” que experimentó con el arte clásico, el impresionismo y avanzadas técnicas posteriores. El pintor entró en todas las vanguardias, guardando siempre fidelidad al primitivo entorno natural. Su estilo fue derivando hacia el figurativismo en el que militan Mari Puri Herrero, Ameztoy y Marta Cárdenas, entre otros.
“A Ortiz de Elgea –continúa Viar- hay que estudiarle en el contexto de su propia generación. Su arte evoluciona hacia la pintura de materia. Va perdiendo la ingenuidad de sus inicios para adentrarse en la vanguardia más agresiva, tal vez por influencia de Tapies. Abandona el figurativismo para pasar a la abstracción. Hay distintas etapas en su carrera en las que apuesta incluso por la pintura pop caracterizada por el uso del cartelismo y el urbanismo de las representaciones”.
Tiempo de vanguardias
Es el tiempo del cubismo analítico y sintético. Hay en el artista un estilo propio y reconocible que se inicia con un arranque muy glorioso de grandes formatos, de colores fuertes y una narrativa sorprendente.
“El tamaño de las obras es fundamental para mí, señala Ortiz de Elgea. Yo trabajo en un pabellón muy grande y cada vez que me pongo a pintar un cuadro nuevo me dejo llevar por la dinámica que me marca la ampulosidad del entorno en el que me encuentro. Cuando pinto un árbol me gusta que tenga casi el tamaño real que tiene en la naturaleza. En el tamaño grande desarrollo mucho. Cuando veo esos cuadros pequeños de la escuela holandesa, por ejemplo, me suelo decir ‘este puñetero cómo pudo meter todos esos detalles en tan pocos centímetros cuadrados’ Soy incapaz de hacer un cuadro de 50×50 cms. Yo sería feliz pintando una gran pared de las dimensiones de un frontón. A veces meto una figura pequeñita, pero es para resaltar aún más el paisaje”.
Catálogo de altura
La retrospectiva se complementa con la publicación de un extraordinario catálogo en el que se incluye una gran cronología y una recopilación crítica realizadas por Miriam Alzuri. Se añade asimismo el relato titulado El brezo y el viento escrito por Javier Viar libremente inspirado en aspectos biográficos y en la pintura de Carmelo Ortiz de Elgea.
La exposición que se puede ver en Bilbao, magníficamente presentada en la Sala BBK, está dividida en distintos sectores que representar cada una de las etapas del artista: Desde sus Obras tempranas y las Figuras con paisaje a la Abstracción sobre el paisaje, el Retorno al paisaje, y el Paisaje con figuras, para terminar con Paisajes recientes. Es decir, toda una vida.