Entrevista José Manuel Ciria
Del arte, la pintura, la figuración y la abstracción
Por Julia Sáez-Angulo
Julia Sáez-Angulo: ¿Hay
un quiebro o una vuelta de tuerca en su última exposición
respecto a su trayectoria anterior?
José Manuel Ciria: En todas mis
exposiciones siempre he intentado llegar un poco más allá.
La muestra en ANNTA no es una excepción, incluso diría que
es una suerte de recopilación de todas las series en las que he
ido trabajando en estos tres últimos años. Si en mi anterior
comparecencia en Madrid, en la Fundación Carlos de Amberes pudo
verse la obra centrada en la serie La Guardia Place, ahora se
muestra un recorrido mucho mayor con cosas que han ido sucediendo después
de dicha serie. En el catálogo de la exposición hay todavía
alguna pintura de La Guardia Place, pero además hay ejemplos
de grupos de trabajo simultáneos y posteriores como las series:
Máscaras Schandenmaske, Desocupaciones, Doodles, Memoria Abstracta,
aparte de una selección de dibujos de las series Box of Mental
States y Nux Fulguris.
Creo
que tanto el proyecto como el catálogo, tal como lo ha planteado
con ambición ANNTA Gallery, es la de acercar al público
madrileño una visión de lo ocurrido en Nueva York en estos
años. Todos los giros y líneas de investigación emprendidos
y, esa búsqueda feroz de nuevas soluciones iconográficas
próximas mayoritariamente a la vuelta al dibujo, al perfil, a la
estructura… Quizá la selección de obras reunidas en
la galería resulte muy visual y puede que escaso, estamos hablando
de un espacio comercial evidentemente, pero creo que en el catálogo
se ha intentado mostrar con generosidad mis preocupaciones e intereses
plásticos, tanto en lo formal como en las vías analíticas
y experimentales planteadas por las diferentes series.
JSA: ¿Cómo resuelve la
tensión entre la abstracción y la figuración que
se debate a lo largo de su obra?
JMC: He pensado muchas veces sobre este
tema, y siempre llego a la misma conclusión, nunca he visto diferencia
entre abstracción y figuración. Muchos de mis cuadros más
abstractos tienen una base absolutamente figurativa, y viceversa, cuando
en alguna obra juego con la "sugerencia" soy total e intencionadamente
abstracto. La serie La Guardia Place tanteaba a crear un espacio
intermedio entre las obras de lectura figurativa y las puramente abstractas.
Una vez que desarrollas una especie de código de lectura, el espectador
involuntariamente tiene una tendencia "provocada" a leer todo
de forma figurativa. El experimento resultaba enriquecedor a nivel reflexivo,
puesto que era como proponer una imposible "figuración-abstracta"
o una "abstracción-figurativa".
Nominar las piezas
JSA: ¿Cómo elige los nombres de sus series
o de los títulos de las obras?
JMC: En cuanto a los títulos
de las pinturas no hay una regla fija. Siempre me ha gustado nominar las
piezas, es una forma de identificarlas. Para ello hay veces que el título
existe antes de la obra, en otras ocasiones, el título surge en
el transcurso de la realización del cuadro, y muchas veces no hay
forma de titular aquello. La solución suelo resolverla recurriendo
a alguna anécdota ocurrida durante el proceso de trabajo de la
obra, por dicho motivo en infinidad de ocasiones, las pinturas se convierten
en una especie de "diario" personal.
Lo de titular las series suele ser el resultado de un
proceso más lento. Me gusta cuando voy a arrancar un nuevo grupo
de trabajo o familia, tener completamente elaboradas sus características
formales así como sus posibilidades conceptuales y experimentales.
Una vez trazado una suerte
de ideario que defina dicha serie, lo que intento es reflexionar sobre
como traducir mis intenciones de la forma más breve y precisa bajo
una denominación identificadora. Por ejemplo, la serie Máscaras
Schandenmaske, resulta de un agotamiento físico por mi parte
y no de las prácticamente infinitas posibilidades formales que
permitía la serie La Guardia Place. Al reducir el intrincado
dibujo, la línea, la estructura de dicha serie a un mero contorno
o silueta para el nuevo grupo de obra, me pareció que lo oportuno
para expresar mis intenciones era recoger la palabra "Schandenmaske"
del Alemán, puesto que dicho concepto no existe reducido a una
sola palabra en ningún otro idioma. No quería que dichas
máscaras pudieran entenderse como antifaces de ocultación
o juego, de divertimento o carnaval. Son máscaras de "castigo",
de ridiculización, de escarmiento o condena. Son máscaras
que no ocultan un rostro, puesto que la faz que deben cubrir es la del
espectador. Cada uno que tolere la suya.
JSA: ¿Qué reflexiones o qué dudas
le plantea el uso del color?
JMC: Quitando algún momento de
flojera en que busco los tonos sincopados, o algunos procesos de investigación
inicial de una serie, en que suelo recurrir a los grises como medio mas
rápido de traducir un bosquejo o boceto a una obra determinada;
lo que de verdad me gusta es ser lo mas "estridente" posible,
las mezclas inarmónicas, y el uso agresivo del color. Creo que
todo el mundo sabe que mi color favorito es el rojo.
Búsqueda, encuentro y azar
JSA: ¿Cómo busca la forma
en su pintura? ¿En qué manera controla la mancha y el trazo?
¿Qué protagonismo tiene el azar?
JMC: Las formas van apareciendo en la
búsqueda. Una vez que tienes una idea clara sobre una posible serie,
las formas vienen a la cabeza como por arte de magia. Una pintura te lleva
a otra, y ésta a la siguiente. De repente, puedes parar y mirar
en otra dirección e intentar llevar ciertas conclusiones a otra
serie que puede desarrollarse de forma simultánea. Y después
regresar. Me gusta elaborar diferentes grupos de trabajo al mismo tiempo,
me resulta más estimulante y fresco. Las musas siempre son caprichosas,
a veces una simple línea, un grumo observado en la pared, una mancha
en la acera, un mínimo dibujo, pueden resultar el detonante de
una composición o de un grupo de composiciones. Esa cosa inexplicable
del arte.
En cuanto al control de la mancha, depende de la serie
que tenga entre manos. Para La Guardia Place necesitaba un pintar más
breve y controlado. En los grupos de trabajo anteriores a Nueva York o
en la nueva serie Memoria Abstracta, el control tiende a ser menos dosificado,
puesto que a pesar de dominar la disposición compositiva debo dejar
espacio para que el azar y la propia pintura se desarrollen. Toda la década
de los noventa esta sujeta al ideario de A.D.A., en donde una de las parcelas
analíticas era precisamente la observación de las "Técnicas
de Azar Controlado". En algún sitio he dejado escrito, que
las pinturas se terminan por su propia inercia y capricho, y que yo lo
único que hago es convertirme en herramienta, todo ello, claro
está, provocando un escenario donde se produzcan obligatoriamente
los "acontecimientos" plásticos.
JSA: ¿Con qué colegas se relaciona fundamentalmente?
JMC: Con muchos, en Nueva York estoy
constantemente en contacto con Darrell Nettles, con Outtara Watts, con
Baechler, con Baseman cuando viene por la ciudad… En España
tengo un enorme cariño y admiración a muchos compañeros.
JSA: ¿Qué denunciaría usted del
circuito artístico: museos, galerías, crítica de
arte…?
JMC: Yo no denunciaría a nadie.
Creo que el mundillo del arte es un claro reflejo de lo que ocurre en
la sociedad actual. Poco compañerismo, intereses sectarios, envidias
y celos, zancadillas y bajezas, excesiva preocupación por aparentar,
por el poder, por el dinero... Cuando la gente se toma demasiado en serio
a sí misma, pierde completamente la perspectiva de quienes son
realmente. Ahora me entero de la polémica en torno al libro de
los cien "mejores" artistas según Rosa Olivares y sus
expertos. ¡Pues cojonudo! Seguro que otro editor saca otro libro
con otros cien "mejores" artistas, donde muchos quizá
coincidan y muchos no. Una estúpida tormenta en un vaso de agua.
A los españoles siempre nos pasan estas pijadas, nos falta amplitud
de miras y nos sobra mezquindad, amiguismo e inseguridad.
Museos de Latinoamérica
JSA: ¿Qué exposiciones
ha visto que le hayan interesado más recientemente?
JMC: Una exposición que me pareció
verdaderamente extraordinaria fue la de "Picasso y su influencia
en el arte americano", en el Whitney o la de Calder en el mismo museo.
Maravillosa sin duda la muestra de Miró "Anti-pinturas"
en el MoMA. Muy interesante la inmensa exposición de Kippenberger.
En Madrid, la de "La Sombra" en el Thyssen y Caja Madrid, Twombly
en El Prado…
JSA: ¿Cómo ha sido su
experiencia de exponer su pintura en varios museos de Latinoamérica?
JMC: Absolutamente fantástica.
La Fundación Fondo Internacional de las Artes se puso en contacto
conmigo para proponerme una exposición en el Museo Nacional de
Bellas Artes de Buenos Aires. Ya había expuesto allí en
el Centro Cultural La Recoleta, y la idea de volver a Argentina me pareció
totalmente seductora. Caixanova se brindó como patrocinador, y
la muestra resultó un gran éxito. El Museo decidió
prorrogar la exposición y después enseñarla en su
segunda sede en Neuquen.
Ante los resultados obtenidos, FIART me propuso elaborar
un proyecto más ambicioso y montar una muestra itinerante por los
principales Museos de América Latina. Puedes imaginar que tener
la oportunidad de enseñar mi obra en dichos espacios y poder visitar
esos países, es un verdadero placer. He conocido gente muy interesante
y muchos artistas con obra admirable. Carlos Delgado, cuya labor ha sido
fabulosa, es el Comisario de toda la itinerancia, que terminará
a mediados del 2010.
JSA: ¿Qué le aporta Nueva York que no
le ofrece Madrid para residir en esa ciudad?
JMC: A pesar de que Madrid es la ciudad
que adoro, en donde tengo mis raíces y mi familia, desde mi primer
viaje a Nueva York en 1988 quede epatado por la energía y las posibilidades
que se despliegan en Manhattan. Después de varios viajes a lo largo
de los años, al final conseguí afincarme en NY en Septiembre
de 2005. Las ventajas son evidentes, así como en España
percibes que el "techo" esta muy cerca y que siempre vas a tener
alguna "secta" en tu contra; en Nueva York dicho techo no existe,
y por supuesto no hay ni el ninguneo, ni la inaccesibilidad, ni las zancadillas
que sientes en España. Puedes llamar a quien quieras por teléfono
sabiendo que va a contestarte, se respeta la individualidad y el trabajo
ajeno. A pesar de la enorme competitividad percibes que la gente te ayuda.
Hay mucho mayor compañerismo. Yo no puedo quejarme en absoluto
de cómo se ha comportado el mercado conmigo en España, pero
lo fascinante de Nueva York, no es solamente su propia estructura y posibilidades,
sino que es un lugar por donde pasa absolutamente todo el mundo. No hay
una sola semana en que no conozca un montón de gente relacionada
con el mundo del arte. Luego, por si fuera poco lo que estoy comentando,
tengo una sensación de profunda libertad, de ilusión, de
que tu opinión es tenida en cuenta…
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