Julio Monteverde: La llama entre los escombros
Gens Editorial. Diciembre 2008 Colección Caja Alta, 3
Por Alberto García-Teresa
Siguiendo fielmente las propuestas ideológicas
y estéticas de la tradición surrealista, con tono meditativo,
tratando de apelar a lo innombrable, a través de poemas en verso
libre o en prosa (sin rima y escasa atención al ritmo), el autor,
eludiendo las maneras directas, expresa la necesidad de subvertir la realidad
ahondando en sus pilares.
Al igual que la imagen que da título al volumen
(un concepto clásico del surrealismo). Monteverde propone buscar
la chispa que, aunque parezca ahogado el incendio, en calma, arranque
un demoledor incendio y eche abajo las ruinas que edifican nuestra sociedad.
No en vano, la ceniza es un elemento recurrente en la obra. Otro de ellos
es la oscuridad como revelación.
Aparece
el poder evocador del sueño y de la noche ("apagada la luz
comienza el milagro / de los ojos abiertos / y los pies en la tierra"),
o del mismo oscurecimiento de la verdad como estímulo para caminar
hacia ella. Narra algunas escenas propias de pesadilla, además.
Mantiene una continua actitud de irreverencia, que apela
a la insurrección, la insubordinación: "¿Pero
quién, en base a qué, dónde está escrito /
que debamos aguantar toda esta farsa?" o "el hombre no logrará
levantarse / hasta que el mismo hombre lo levante". Así manifiesta
enérgicamente su deseo de aniquilación y regeneración:
[página 72]
Con ese mismo enfoque expresa la maravilla ante el inconmensurable
inconsciente, ante lo oculto, lo subterráneo, lo escondido ("la
percepción de la noche revienta el ojo").
Como contraprestación, el poeta manifiesta la
angustia de nuestro tiempo, pero sin especificarlo, mediante escenas desgarradas
y expresiones desoladoras ("por la mañana la victoria marcha
de la mano / de un hombre distante / que mueve los hilos en el cielo de
la desesperación profunda"), donde el temor y el miedo campan
a sus anchas.
Como tantos otros surrealistas, da gran importancia
al azar, que es capaz de poner de manifiesto lo maravilloso en el caos:
"cuando el azar se cruza con la vida / es cuando comienza a clarear
el interior".
El libro contiene algunas imágenes memorables.
Cabe citar ésta: "La música de la cajita simbolista
/ recorre el aire cuajándolo / de agujeros en el tiempo".
Sin embargo, Monteverde hace mayor hincapié en los conceptos que
en la plástica surreal o automática.
La llama entre los escombros supone un compendio sopesado
y cuidado de práctica y pensamiento surrealista, aunque quizá
se eche de menos una mayor apuesta y riesgo.
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