Ramón María del Valle Inclán: "Sonatas" Memorias del marqués de Bradomín.

Editorial Espasa Calpe. Madrid, 2007. 398 págs

Por Julia Sáez-Angulo

Don Ramón María del Valle Inclán (Villanueva de Arosa, Pontevedra, 1866 – Santiago de Compostela, La Coruña, 1936) es uno de los autores más importantes de la literatura del siglo XX. Escribió las Sonatas (Primavera, Estío, Otoño e Invierno) entre 1902 y 1905 y su obra ha influido notablemente en el teatro español con sus comedias bárbaras. El ministerio de Cultura puso su nombre al antiguo teatro Olimpia que se encuentra ubicado en el popular barrio de Lavapiés.

Las Sonatas son memorias ficticias de un marqués que se comporta como un nuevo Don Juan Tenorio, uno de los arquetipos de la literatura universal. "Feo, católico y sentimental" lo describe en la introducción y así lo recogen los manuales de literatura y la cantinela coloquial. También carlista y algo perverso, un prototipo de gallego feudal, arcaico y seductor a la antigua.

Pere Gimferrer y Leda Schiavo son los mejores especialistas en la obra de Valle, que tanto influyó en la literatura de Camilo José Cela. Ambos han hecho estudios introductorios en las ediciones de la colección Austral, donde se explayan con agudeza sobre el autor gallego. Las Sonatas” se llevaron a la pantalla televisiva y constituyeron un gran éxito de audiencia.

Las cuatro estaciones vienen a ser una alegoría de las edades del nuevo tenorio encarnado en Bradomín: la primera, Primavera, en Italia donde se enamora y no es correspondido. En Estío viaja a México donde se desata en su pasión amorosa. Otoño transcurre en su tierra natal junto a Concha, e Invierno se desarrolla en la guerra carlista y se produce la despedida de la amada.

Rubén Darío se declaró amigo del marqués de Bradomín y le dedicó un hermoso soneto desde los jardines de Versalles (Francia). El poema se incluye al comienzo de esta edición de Espasa.

El marqués de Bradomín trascendió la narrativa de las Sonatas y el rey don Juan Carlos concedió ese titulo inventado por Valle Inclán a sus descendientes, que hoy lo ostentan con orgullo. Curiosamente Valle Inclán se declaró carlista diciendo que por estética él siempre prefería una dinastía sin corona.

La vida del marqués de Bradomín recorre todos los hitos del ciclo vital y la narrativa de Valle acoge el amor, la muerte, la sensualidad, el misterio, la mística y la estética. Una novela o más bien novelas claves de nuestra literatura, que ofrece una vuelta de tuerca al arquetipo literario español por antonomasia –más que Don Quijote- que es el hombre mujeriego y trascendente al mismo tiempo.

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