Arturo Villarrubia y Alberto García-Teresa:
Jabberwock, anuario de ensayo fantástico. Vol. 2
Editorial Bibliópolis, Madrid, 2007. 222 páginas, 14.95 €.
El mapa del tesoro
Por Mª Ángeles Maeso
"La construcción de mundos posibles –señala
Alberto García-Teresa- posibilita recrear situaciones sociales,
políticas y económicas que, si no existiera este nuevo marco
espacial y temporal, esa flexibilidad respecto a lo real y ese respeto
por el concepto aristotélico de verosimilitud,
los narradores serian incapaces de explorar". La orientación
será progresista: hacia una sociedad utópica; sin clases
ni propiedad privada; multicultural, donde lo diferente no es sinónimo
de enemigo y no choca; un relato con héroe colectivo que confía
en la solidaridad y mutuo apoyo para resolver los conflictos. O bien conservadora:
hacia la consagración de los valores del capitalismo en las sociedades
futuras, con superhéroes individuales, decididos, autónomos,
que no pueden resolver los conflictos si no es con la ayuda de entidades
superiores (la máquina o divinidades) que representan las bondades
del sistema y que en su lucha contra el Otro, el repulsivo extraterrestre
de ojos saltones, dejan claro que el mal es lo foráneo. Será
relatos que pidan avanzar o retroceder, pero a los que nunca le cabe el
término de "apolíticos".
La ciencia ficción contiene la ideología
de sus autores. H.G. Wells, por ejemplo, que tanto le debe al darwinismo
trasladará la teoría de la evolución en su novelas,
así como otras obsesiones masculinas del momento, según
pone de manifiesto el atractivo ensayo: "Diez formas de ver La
isla del doctor Moreau", de Margaret Atwood, quien nos hace
reparar que la falta de mujeres en dicha isla. El intento del protagonista
por crear una, partiendo de un puma hembra que acabará matándole
evidencia, según Atwood, que la fascinación de Wells por
el nuevo modelo de mujer, al igual que en la mayoría de sus contemporáneos,
no iba exenta de pánico.
Los bordes de lo fantástico, de lo real, de lo
ficticio… los márgenes por donde conviven la ficción
y la realidad son los que José María Merino atrapa en su
ensayo Los límites de la ficción, para denunciar
que hablemos de descrédito de la ficción cuando deberíamos
hablar de descrédito de la realidad.
Fernando
Angel Moreno poniendo en relación a Cervantes con Tim Burtom, señala
cómo la Posmodernidad, a fuer de relativista, se muestra incapacidad
para determinar lo real, por lo que ha necesitado recurrir y revisar la
noción de lo ficcional. De este modo, la narración fantástica
se brinda como un excelente vehículo para la exploración
de tal problema, pues como responde John Kessel en la entrevista aquí
incluida "hay algo en la fantasía que permite explorar la
personalidad humana y el destino narrativamente que está ausente
en las ficciones realistas".
El anuario incluye, además de los ensayos, numerosas
críticas sobre las novedades literarias recientes que tiene como
centro lo fantástico. Un libro para concluir que el género
es algo más, mucho más que un viaje a tortazos entre naves
espaciales. El desprestigio literario que sufren sus cultivadores, autores
y lectores, tal vez se deba a razones más sociales que estéticas.
Experimentar la libertad de imaginar nuevos mundos y de narrar libremente
lo imaginado puede darnos una imagen del nuestro tan monstruosa que resulte
insoportable. Díganselo a Mery Shelly, a G.H. Wells, a Kafka, a
Husley, a Ray Bradbury. A Cervantes. Pero, cómo seguir leyendo
si se abandona el mapa de la utopía.
« |