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Juan José Millás: Laura y JulioSeix Barral, Barcelona, 2006, 192 págs.
Por Mercedes Martín de la Nuez El pusilánime Julio ve la posibilidad de vivir la vida de otro cuando su mujer le echa de casa. Sin protestar, se va a casa del vecino, amigo de la pareja, que permanece en coma en el hospital. Viste sus ropas y vive sigilosamente, oculto de todos, va a trabajar e intenta hacer de padre de la niña de un familiar, ya que no tiene hijos propios. Lo único que le queda de su vida anterior es su trabajo, al que acude cambiado, sintiéndose alguien mejor, y junto con su anterior vida, que se quita como un traje, también deja su moto, aparcada en la calle, y observa, impasible, lo que va quedando de ella a medida que pasan los días.
Dice el autor que le obsesiona conseguir en su escritura
"una sensación de simpleza tremenda, un artefacto literario
que da la impresión de haber sido escrito con mucha facilidad"
(extraído de http://www.terra.com.ar/canales/libros/60/60482.html).
Laura y Julio es una novela simple, en apariencia. Al abrirla
nos encontramos con una situación insípida y unos cuantos
símiles insípidos también: "se encerró
en el traje de motorista y en el casco como quien se encierra dentro de
sí mismo" (pág. 14). Aún a riesgo de aburrirse,
el lector continúa y se adentra en la literatura: encontrar el
hilo conductor de lo que nos ocurre, los ecos, las rimas, es tarea de
la poesía. En este caso, la rima consiste en una serie de historias
que se incluyen en la principal, dándonosla a entender, y en una
serie de espacios que a modo de espejo, reflejan la realidad revelándonosla.
Una vez más, la identidad es el tema central en la creación
de Millás, ¿quién es el que vivía mi vida,
quién es el que ya no la vive y está ahora mirándola
desde la ventana del recuerdo, la ventana de la casa de Manuel? Las posesiones
duran poco, una vez se marchan de nosotros, ya no volvemos a ser los mismos.
Volver a encontrar un lugar propio, cuando nos ha dejado el que teníamos,
un traje que nos esté bien, un nuevo medio de transporte que caiga
bien a nuestra nueva vida, un nuevo compañero de viaje. Julio vive en el pasado, en la ventana. A ese lado del espejo trata de rehacer su vida metiéndose en las vidas de los otros, pero las vidas de los otros le echan y deambula como una sombra sin nadie a quien seguir, cuelga como un traje abandonado en la tintorería. Para recuperar su antigua vida, urde un plan: suplanta a otro para volver a ser el mismo. Esta extraña historia es la que nos trae Laura y Julio en la frontera entre la fantasía y la realidad, que es tan delgada una vez que no sabemos en qué lado del espejo nos encontramos, que nos hace temblar en el filo de la irrealidad, asombrarnos de nuevo como niños de esa cosa tan cotidiana que era la vida. Además del lenguaje de los cuentos y las fábulas, nos encontramos con el humor. Millás es un humorista. En las cartas que su mujer y su vecino se dedican, asistimos al lenguaje de los amantes, a las razones de los amantes, a las promesas de eternidades que el lector mira con aprensión e indulgencia. Julio lee estas cartas: es un don nadie en boca de los otros y para el lector también. Los otros parecen miserables, pero están animados por una energía inexplicable que a Julio le es ajena. "Me acusaba de llegar siempre con cinco minutos de retraso. Decía que se había molestado en calcularlo y eran siempre cinco minutos exactos, por lo que no entendía que, sabiéndolo, no saliera cinco minutos antes. Le sugería que intentara salir él cinco minutos después, asegurándole que sentiría una paz enorme si era capaz de libarse de aquella rigidez horaria" (pág. 143). Las últimas novelas de Millás son María
y Mercedes (2005), El
ojo de la cerradura (2006), Laura
y Julio (2006).
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Nº 16 - Diciembre de 2006 ![]() |
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