La España negra de Gutiérrez Solana
Museo de Bellas Artes. Bilbao, Salas 18-20. Del 12 de febrero al 27 de mayo de 2007
Por Alberto López Echevarrieta
Se dice de él que es el pintor que mejor plasmó
el ambiente de los barrios bajos, retratando de forma admirable tipos
descarriados y sórdidos. José Gutiérrez Solana (Madrid,
1886-1945), que comenzó a pintar a muy corta edad, tuvo un carácter
excéntrico
y solitario. Se interesó desde un principio por la temática
popular madrileña en su faceta suburbial, obra que le condujo hacia
un peculiar expresionismo donde lo macabro y lo grotesco transcriben toda
la fuerza agresiva de una cruel realidad. El lumpen parecía no
tener secretos para él, ya que en torno a él no sólo
ejerció una notable labor pictórica, sino también
literaria, aunque bien es cierto que sus libros "España
negra", "Escenas y costumbres" y "Madrid
callejero", por sólo citar los más representativos,
no poseen la fuerza descriptiva de lienzos como "Mujeres de la
vida", que tan bien refleja el tórrido mundillo de los
prostíbulos.
Las obras que ahora se presentan en Bilbao están fechadas entre
1917 y 1938 que es como decir que pertenecen a la etapa de madurez del
artista. Poco después de ser realizadas conseguiría la Medalla
de Oro del Círculo de Bellas Artes (1943) y la Medalla de Honor
de la Exposición de Barcelona (1944) Aquí está la
"Procesión de noche" (1917) con una enorme riqueza
de expresiones tanto en las imágenes como en los rostros. En este
lienzo se dan cita el movimiento y la expresividad, con las caras de dos
beatas en la parte inferior que parecen sacadas de las "Pinturas
negras" de Goya.
Incide de nuevo en el tema procesional con "El
beso de Judas" (1932), magnífico lienzo, superior al
anterior en cuanto a trazo fino y armonioso, muy en consonancia con la
sensualidad plástica que dio a sus obras a partir de 1930. Aporta
aquí un toque escultórico no observado de una manera tan
clara hasta entonces. En "La baraja de la muerte" (1926-27)
o "Bodegón del juicio final", como también
es conocido, Gutiérrez Solana se acerca a aquel gran maestro que
fue Juan Valdés Leal que, en pleno siglo XVII, supo dar una melodramática
teatralidad a sus obras con clara intención moralizante. Es de
destacar la colocación que hace sobre una tosca mesa de objetos
como unos naipes, un espejo, una pistola, una armadura y una calavera
como piezas integrantes de un todo al que el artista saca especial partido.
Se dice que "Osario" (1931) puede
estar basado en unas
fotografías del osario de Palermo, pero, a pesar de que el tema
podía dar pie, el artista no recurre a la truculencia. Encontramos
en este lienzo a unos monjes que, sin dramatismo, acuestan a sus muertos
con la misma naturalidad que Gutiérrez Solana pone en sus peinadoras
o barberos. En "Santos de pueblo" (1929) vuelve a estar
presente la imaginería religiosa a través de una Inmaculada,
un san Roque, dos Cristos y una santa mártir que muy posiblemente
la familia del pintor guardaba en su casa, no en vano José, al
menos, se interesó siempre por la imaginería religiosa española,
tanto por los artistas clásicos, Salzillo entre ellos, como por
sus contemporáneos, caso de Quintín de Torre.
Posiblemente "Máscaras bailando del brazo"
(1938) sea una de las obras maestras de Gutiérrez Solana. No es
para menos, ya que al contemplarla se reconocen los grandes valores del
artista madrileño. Durante mucho tiempo permaneció fuera
de nuestro alcance por haber sido realizada en París durante el
exilio del artista a consecuencia del resultado de nuestra Guerra Civil.
Sobresale en ella la magnífica composición que hace de su
construcción visual todo un acierto, acrecentada por un colorido
brillante distinto del negro de otras obras.
La muestra permite contemplar asimismo su labor como
grabador y la influencia que ejercieron en él Ricardo Baroja y
Darío de Regoyos. Gutiérrez Solana empezó con la
técnica del grabado en 1918 en la Escuela Nacional de Artes Gráficas
de Madrid, donde hizo sus primeras planchas al aguafuerte y al aguatinta
sobre cobre. Tras un paréntesis, hizo notables trabajos durante
la época de la República española, integrándose
en 1937 en la importante corriente de cartelistas especializados en temas
bélicos que hubo en Valencia en plena guerra civil.
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