Miriam Reyes: «Prensado en frío»
por Alberto García-Teresa
Malasangre, 2015. 72 páginas
El poder creador del azar es algo que ya exploraron los surrealistas. A ellos les debemos un maravilloso repertorio de iniciativas y prácticas literarias, artísticas y sociológicas que nos reconectan con el sentido de lo maravilloso y con la destrucción de las inercias y apatías de la cotidianeidad.
Miriam Reyes (una poeta incontestable, referente desde hace años de la poesía en nuestra lengua, cuanto menos, por la potente reafirmación del sujeto femenino como emisor de un discurso con entidad propia, independiente y de confrontación que lleva a cabo en su obra) ha actualizado sus juegos con este singular experimento: Versos de los textos de sus tres primeros poemarios publicados (Espejo negro, Bella durmiente y Desalojos) han venido siendo combinados, a lo largo de tres años, por una herramienta informática, que extraía los versos y los agrupaba en estrofas de tres versos. Las piezas producidas eran publicadas en un perfil en Facebook que la autora abrió sólo para este motivo (y llamado, precisamente, “Prensado en frío”).
Ahora, ante la propuesta de confeccionar este libro con ese material, Reyes ha optado por revisar esas estrofas y ubicarlas junto a otras, formando nuevos poemas con una mínima intervención consciente. La ausencia de encabalgamientos en esos versos favorece que las construcciones sean legibles al no quedarse inacabadas las oraciones. Por lo tanto, se alcanza un nuevo sentido sin violentar el ritmo y la dicción. De esta manera, no se construye un discurso sino un estado, una posición, un lenguaje, una sucesión de sensaciones que no necesitan linealidad gracias al soporte (el verso) en el que se tienden. El resultado es un conjunto de piezas perturbador, que logran, a un tiempo, provocar un distanciamiento (a través de esa nueva sintaxis construida) y potenciar la violencia del lenguaje, su irreverencia y la relación incómoda y desasosegante con el otro, articulada alrededor del cuerpo (base para cuestionar las relaciones entre sexos y la crítica al patriarcado que realiza Miriam Reyes). La autora pone en juego, así, las posibilidades expresivas de la escritura y de la reescritura empujando sus textos hasta parámetros inexplorados por ella con anterioridad.