Laura Casielles: «Las señales que hacemos en los mapas»
por Alberto García-Teresa
Ed. Libros de la Herida. Sevilla, 2014. 96 páginas
Tras Soldado que huye, y aún con los parámetros de Los idiomas comunes (Premio Nacional de Poesía Joven 2011) en el horizonte, Laura Casielles ahonda en la perspectiva del vivir como aventura, como trayecto físico impulsado por la curiosidad, un talante abierto y un núcleo humanista que proclama la fraternidad. El viaje, no en vano, ya presente en sus obras anteriores, ocupa una posición central en estas páginas como tema en sí mismo y también como alegoría de la vida.
Al respecto, todas las composiciones (que llevan un subtítulo propio igualmente) se titulan con una ubicación, una ciudad o un emplazamiento de Marruecos, los cuales se repiten agrupándose en series numeradas pero dispersas a lo largo del volumen y que crean una sensación de desplazamiento continuo.
Casielles emplea un registro descriptivo, documental, aunque su mirada busca la ternura y la reivindicación de la dignidad, de lo resistente, de lo que no claudica ante las dificultades. Destaca su excepcional pulso poético, que mantiene equilibrada la tensión y la intensidad del poema con lenguaje sencillo y preciso, paralelismos y una gran capacidad de evocación.
Austeridad, inquietud, anhelo de dicha, celebración, humildad y predisposición a la sorpresa (en una constante búsqueda de lo maravilloso en lo cotidiano y en lo pequeño) suponen las bases de dicho itinerario. El libro constituye una reivindicación de lo nómada, a pesar de que se ensalzan los vínculos y los afectos. En ese sentido, ese recorrido pasa inevitablemente por los escenarios, por las situaciones sociales, y en ellos canta a la hospitalidad, a la generosidad, a la entrega y a la búsqueda de la intensidad en el vivir.
Finalmente, hay que mencionar que el libro se acompaña de un grupo de postales diseñadas por la autora que, sobre imágenes de mapas, presentan versos manuscritos que inciden en las líneas planteadas en este cohesionado poemario.