María Ramos: «Siamesa»
por Alberto García-Teresa
El Gaviero, 2015
Un acercamiento complejo, alejado de las idealizaciones, a la maternidad contiene Siamesa, el primer poemario de María Ramos. El título ya marca acertadamente el sentido del libro: “Desde entonces he aprendido a vivir en dos cuerpos”. Ese desdoblamiento y su perspectiva física revelan el tono de los textos, al que se suma ese enfoque no idílico: dolor, rechazo, angustia, también amor… Se oponen, en ese sentido, “instinto / de supervivencia // frente / a instinto maternal”, donde el condicionamiento corporal y psicológico reconfigura la individualidad.
El poemario se articula alrededor de lo corpóreo, que no elude lo socialmente entendido como repulsivo en esa experiencia del embarazo y el parto pero que es cierto y es vivido por todas, a pesar de su omisión. A su vez, existe una continua alusión al ámbito de la erosión, del desgarro físico y a la cesión de una parte del cuerpo y del tiempo de vida al otro (pues “detrás / de cada belleza // existe / una zona muerta”). Reivindica, de hecho, esa condición natural, animal, que se quiere esconder para levantar la imagen hegemónica de madre feliz y entregada, y que se une a una determinada concepción moral de la maternidad.Desde ahí surge una fuerte crítica feminista, que se rebela frente a las imposiciones sociales que pivotan alrededor de la condición de procreadora, a la construcción patriarcal de madre y de mujer: “Eres la mujer / (…) a la que enseñaron pronto // que el pecado / tiene forma de manzana // forma de vagina // insurrecta // sacrifical”. Sabe, al respecto, abandonar la perspectiva personal para levantar un enfoque colectivo.
Por otro lado, en Siamesa la autora juega con varias formas, desde el poema minimalista (con una presencia mayoritaria en el conjunto del volumen) al poema en prosa o al poema-río y en el que se intercala un juego constante con dos planos textuales. Prima, en cualquier caso, la contención verbal y la búsqueda de resonancia a partir de las mínimas palabras en versos brevísimos (que no llegan a veces ni a sintagmas) que encierran una gran fuerza.
Porque la intensidad, en definitiva, constituye la nota dominante de este interesante poemario.