Sara Torres: «La otra genealogía»
por Alberto García-Teresa
Torremozas, 2014. 70 páginas
Con versos evocadores y diversidad formal, Sara Torres señala con sus poemas la otra genealogía a la cual nos debemos, la que nos liga con el mundo natural, con otra espiritualidad, unida a la naturaleza y a lo salvaje, a lo que desborda los límites y las fijaciones de lo humano. La autora aspira a la pureza, a lo que aún no está contaminado por el hombre, lo primigenio, entendiendo que ahí reside lo auténtico y lo que nos acerca a la verdad. Plantea el hermanamiento con los otros animales y lleva a cabo una exaltación de la naturaleza, que es contemplada desde una óptica trascendente. En ese sentido, introduce abundantes símbolos, incluidos los numéricos, y aparecen alusiones o descripciones de ritos que apuntan a una religiosidad arcana. Esto le permite observar el entorno con una mirada que hace extraña nuestra cotidianeidad y los cánones sociales. Así, se va revelando una crítica a todo lo construido, a lo que ostenta una superación de la naturaleza como gesto de soberbia (y no una integración en ella). De ahí la apelación a la ruptura con la ciudad plasmada en estos versos.
Por su parte, traza la búsqueda de esa trascendencia desde una perspectiva individual, como un proceso de salvación personal. Pero no presenta una exaltación de la soledad, sino que incide en una vinculación especial de un grupo reducido de individuos (apenas se intuye lo colectivo); una relación de entrega y cuidado basada en una proyección mística. A su vez, destacan los poemas construidos con yuxtaposiciones de sintagmas, a modo de fogonazos, que revelan una conciencia inconexa pero totalizadora de la realidad. A ese enfoque, Torres aporta una perspectiva femenina, dado que esa otra genealogía resulta también una genealogía de género.
En definitiva, se trata de un poemario muy original, que pone el peso de su sentido en el conjunto.