Antonio Méndez Rubio: «Va verdad»
por Alberto García-Teresa
Vaso Roto, 2013. 92 páginas
El proyecto poético de Antonio Méndez Rubio nace desde la incertidumbre, desde la plena conciencia de la fragilidad. De ahí las constantes dudas y vacilaciones, la falta de certezas (constatación del devenir posmoderno) hacia la que viran sus más recientes publicaciones. El verso elíptico y quebrado representa la ruptura también en la linealidad del pensamiento. Los encabalgamientos crean un ritmo abrupto que coincide con un discurso interrumpido, no fluido, que desbarata los presupuestos. Además, busca la confluencia de voces (tipográficamente marcadas y también señaladas las fuentes a pie del poema), que provocan desconcierto. Así, se recoge un cuestionamiento de la verdad, de la seguridad de ese concepto. Igualmente, muchas oraciones están armadas con negaciones. Con ellas, se destruye una predisposición y una construcción de la realidad muy determinada, que se nos presenta como superficial y que asimilamos con naturalidad. Expresa también una conciencia de la impotencia, de la imposibilidad. Porque “es una negación / en la que nos afirmamos”. Y es que los versos recogen una tensión continua, a la que contribuyen las abundantes paradojas. Pero hay una valoración positiva de esa vacilación, pues supone abandonar esa quimérica seguridad y comenzar a recorrer el camino de la sabiduría. También el de la emancipación: «Se puede / vivir sin comprender nada. / Se debe / vivir sin comprender nada».
Por otra parte, la ausencia de asideros no llegan a provocar un encierro en el «yo», sino una disolución del mismo, una fragmentación para la cual el poeta encuentra manifestaciones continuas en su alrededor; en el paisaje o en otros estímulos que lo rodean. A su vez, la escritura aparece como un ejercicio de mediación entre el individuo y la realidad. En cualquier caso, prosigue la dicotomía entre el afuera y el adentro, que es individual pero que también aporta una lectura política, pues, ¿dónde se ubica la utopía? Al respecto, el horizonte utópico continúa siendo constante en sus poemas.
Pero la inseguridad, además de humildad, también arroja valentía para encarar la vida sin esperar nada, para avanzar por ella asumiendo el riesgo, desembarazádonse de falsos refugios filosóficos. Al respecto, se registra una exaltación de lo imprevisto, de lo imprevisible, de lo que desborda lo preconfigurado: «Era la única forma / de que un futuro se hubiera / podido decir: / salvando el aviso de todo futuro».
Antonio Méndez Rubio, de este modo, sigue ejerciendo la poesía como tanteo, como exploración, desmontando la aparente construcción sólida e inamovible de la realidad.