Antonio Rómar: «Diversos destinos consulares»
por Alberto García-Teresa
Ya lo dijo Casimiro Parker, Madrid, 2011
El primer poemario de Antonio Rómar, Diversos destinos consulares, se trata de un libro compuesto de una treintena de piezas, editado con cuidado, que aporta un discurso duro e inclemente sobre nuestros días. La obra se vertebra en torno a una cita de Kapuscinski: «Al toparse con el Otro, la gente tuvo, pues, tres alternativas: hacer la guerra, construir un muro a su alrededor o entablar un diálogo». De ahí se extraen las tres partes del volumen: “Guerra”, “Muro” y “Palabra”.
Antonio Rómar utiliza constante y acertadamente la asociación libre, agramatical, de sintagmas y de conceptos, con cierto impulso irracionalista. Del mismo modo, el empleo persistente de asíndeton incide en esa atmósfera alucinatoria, y sirve para acrecentar el dinamismo de los versos, que se aceleran por ello. Además, el poeta hace un uso muy inteligente de los encabalgamientos, lo que permite dar nuevos significados a las palabras finales de cada verso previo. Presenta, de esta manera, un «decir enladrillado los ojos con un lenguaje que impide verlo todo sin puntos ni comas como una sola frase que circunda la realidad y el cuerpo que la habita», según escribe el propio autor en uno de los poemas.
Así, son constantes en Diversos destinos consulares los juegos de palabras, la separación de sílabas o la unión entre las de distintas palabras para conseguir duplicidad de sentidos: «negros desOrientados desempateran / bendicen tu limosna Dios bendiga / a primerísim ahora». Esto demanda cierta complicidad con un lector atento, aunque también deja espacio para el mero juego lúdico: «eres el íntimo vértigo de ver trigo».
A través de ello, Rómar introduce referentes de la globalización capitalista y de la sociedad de consumo. Se trata de un conjunto de referencias concretas que anclan el discurso y que permiten cristalizar una crítica mordaz, sostenida por una continua ironía, que pone de relieve su falsedad, su hipócrita sensación de libertad y la perversión del lenguaje que lleva a cabo el Poder: «cuando parece que gaza ha decidido levantar un muro alrededor del mundo para que no entre». El escritor se centra en la exclusión social y en la degradación a la que seres humanos cuya dignidad ha sido robada son sometidos.
Por otro lado, aplica formalmente los conceptos que explora en cada poema, como el lenguaje tipográficamente fracturado de aquel que comienza con «rota, rota, toda rota». En ese sentido, destacan las piezas de la sección “Muro” donde el texto obedece en su disposición a la composición de un muro de ladrillos: «puede ocurrir ladrillo que de tan verlo no lo veas que de tan visto se convierta cemento en el paisaje de fondo y entonces ladrillo puede pasar que no sepas cemento». En ellos, el muro aparece como evidente símbolo de exclusión.
También cabe mencionar que el volumen se abre con un espléndido poema-pórtico de Jesús Urceloy, pleno de fuerza imaginativa.
En suma, Diversos destinos consulares nos presenta a un poeta inquieto e inconformista, muy versátil, con capacidad para emplear un lenguaje coloquial o desarrollar piezas en cuidados metros clásicos, que puede escribir incidiendo en el aspecto comunicativo o también priorizando la experimentación o el reto del corsé formalista, que mira a la realidad y a la propia poesía desde un posicionamiento crítico y desmitificado del mundo.