Patricia García-Rojo: «Amar es aquí»
por Alberto García-Teresa
Torremozas, 2012. 64 páginas
El primer libro de poemas de Patricia García-Rojo presenta una poesía sencilla, que transmite mucha frescura, dispuesta en textos breves generalmente, sin mayúsculas. La escritora emplea un tono íntimo, dirigido a una segunda persona del singular con un lenguaje claro aunque inserta metáforas poderosas («triúnfame / la espalda de amapolas sin palabras»).
El amor constituye el centro del poemario, como el título no oculta, y se trata de un amor que es presente, no aspirado o deseado («no pongas los pies ahí, / ni los ojos, ni las manos, ni la fe, / ponlo todo aquí, aquí»). Por tanto, el acto de amar se presenta como una constatación de presencia, de intensidad de vida. De este modo, su obra resulta un canto a la sensualidad, manifestada de forma natural y liberadora, exenta de corsés («expropia los lindes de mi boca, / impón tu ley en mis cuevas de milagros»). Por otra parte, está establecida en una relación de iguales entre la mujer y el varón, aunque a veces se manifiesta cierta ambigüedad al respecto, y el «yo» continuamente afirma que se completa con el «tú»: «cualquier verbo es conjugable si alimentas mis pupilas de ti».
Así, manifiesta una poesía celebrativa, dichosa, de plena entrega presente («para amarte / vulnerable y frágil / mi cuerpo desnudo / es lo único que poseo») y ahí imprime la autora mucha fuerza, más aún cuando se expresa el amor como una conquista con un sentido inaugural: «voy a reescribirnos, a renombrarlo todo, / a arrancar todas las páginas usadas (…) / y entonces, de nuevo pronombres sin historia». De esta manera, se convierte en única y singular la experiencia amorosa; inédita e irrepetible: «inauguraré la tierra para ti cuando amanezca»; «por eso alteramos el concepto río y garza y loto y jade / enumerando caóticamente nuestras propias metáforas / en un nuevo amanecer para un mundo nuevo, / el que se llame como nosotros queramos llamarlo». Por otro lado, la escritora presenta el amor como salvación: «se acerca el fin del mundo –acércate–, / constrúyeme las horas sin minutos / anúnciame providente un futuro imaginario / donde siga habiendo árboles y niños / y amor». Sin embargo, igualmente expresa que «amar no es una tabla de náufrago».
Así, en definitiva, Patricia García-Rojo ofrece un poemario interesante, anclado en lo lírico, en la sensualidad y en la intención comunicativa.