Francisco José Martínez Morán: «Peligro de vida»
por Alberto García-Teresa
El Gaviero, 2010, 158 páginas
Francisco José Martínez Morán hace de la realidad materia prima para la literatura, pero dirigiendo su pluma hacia la realidad más dolorosa y vergonzante. Así, el escritor desenmascara la desigualdad al relatar en este conjunto de cuentos la vivencia de presos políticos, torturados, niños soldado, mendigos, prostitutas y menores vendidas a proxonetas, mujeres asesinadas, y víctimas de violaciones y de guerras. Todas estas historias nos resultan distantes y ajenas, al haber sido apartadas de nuestra mirada por nuestra cobardía, indiferencia o por los medios de información (salvo para convertirse en sustento del morbo o de la propaganda), cuando constituyen en verdad la base de nuestro sistema de vida. Por tanto, se trata de narraciones centradas en la injusticia, en la violencia, de gran dureza, pues no esquivan lo incómodo.
El resultado es un volumen muy duro, compuesto de microrrelatos y cuentos breves que despliegan una gran diversidad de estrategias narrativas, desarrolladas en primera, segunda o tercera persona. Emplea, afortunadamente, con escasa frecuencia la vuelta de tuerca final, y se posiciona en diferentes puntos de vista. Al respecto, sobresale el brillante uso de la ironía que hace el autor, al forzar la empatía con los corruptos o con los torturadores, mediante la que es capaz de ridiculizar (sin perder la tensión ni el dramatismo) la burocracia y la hipocresía de los políticos profesionales y de los poderosos. Algunas piezas resultan, en ese sentido, francamente brillantes.
Además, cabe destacar el certero prólogo de El Chojín, que relativiza la «anormalidad» de la crueldad.
Por tanto, el conjunto que constituye Peligro de vida presenta una atmósfera compacta, impactante, sin tibiezas, abrumadora, en definitiva, que dota al libro de una gran unidad y coherencia. De esta manera, el también poeta Martínez Morán ofrece con esta obra una propuesta narrativa muy interesante, arriesgada y valiente, que habla de los humillados sin robarles la dignidad, sino construyendo un mosaico que abre el campo de visión de la sociedad.