Luis Luna: «Intemperie»
por Alberto García-Teresa
(Amargord, 2017. 82 págs.)
Intemperie es un conjunto de poemas en prosa que constituye un paso adelante en la trayectoria de Luis Luna (Madrid, 1975), después un notable tramo culminado en Umbilical, su anterior entrega. Tras un trabajo de despojamiento y de tensionar al máximo los poemas para potenciar el estímulo intelectual, las cadenas de reflexiones y la mirada trascendente que llevaban al lector al centro del texto, Luna apuesta por poemas en prosa que, aunque siguen siendo breves, poseen un mayor desarrollo y un decorado más amplio donde se ubican los referentes.Su poesía se basa en la mirada, en la observación, no en la expresión íntima ni en la comunicación de pensamientos o intuiciones. De hecho, en estos poemas no hay un “yo” si no un observador y un “tú” que interacciona con el entorno. Al respecto, Intemperie emplea un lenguaje más concreto, con referentes ubicados dentro de entornos más señalados que en anteriores trabajos. Abundan los animales, los árboles y otras especies vegetales (frente a la casi ausencia de personas). Con ello, Luna da forma en estas páginas a un registro expresionista que, de fondo, tiene el horror, la injusticia del mundo y la indiferencia cómplice de los privilegiados como marco de referencia. Sin embargo, Luis Luna continúa eludiendo lo singular y sabe trabajar desde lo abstracto, lo inespecífico y lo evocador.
El eje del poemario es la constatación de la degradación de los objetos, de la vida, de lo vulnerable y del proceso de finitud (“decir lo que desaparece”). En ese sentido, la herida y la grieta (con múltiples sinónimos) suponen dos símbolos fundamentales en la obra: nos hablan de la fragilidad y también de la posibilidad de ver o intuir, aunque sea mínimamente, algo que está detrás o debajo de la superficie. Ambos aspectos son clave en la poética y en la concepción de la realidad de este autor, y confieren una tensión especial a las piezas. La incomodidad que producen viene dada tanto por la inquietud intelectual que apuntan como por la construcción y reconstrucción de lo herido que presentan.
Al respecto, otro elemento constante en Intemperie es la alambrada, que aparece de manera repetida en estos textos y que nos remite a un entorno de exclusión. De hecho, Luna habla continuamente de los que no quieren ver ni oír la realidad; una realidad que no aparece en el texto pero que de la que deducimos que no es agradable y ahí el deseo de ignorarla.
Abundan las imágenes surrealistas y, con ellas, el autor consigue hilvanar piezas de alta capacidad metafórica. Sin embargo, a los poemas cabe achacarles un desarrollo demasiado escaso, quizá debido a que Luna sigue empleando el paradigma de la poética del silencio donde se ha movido en obras anteriores. Aunque algunos poemas de este libro, no en vano, siguen esa línea, pero muchos de los textos recogidos en estas páginas tienen potencia y planteamiento para poder expandirse más.
De esta manera, Luis Luna ha conseguido un excelente poemario, que demuestra un proyecto poético inquieto y en camino, que sabe seguir explorando.