Bárbara Butragueño: «Casa útero»
por Alberto García-Teresa
Calambur, 2016. 76 páginas
El cuerpo es el centro que explica y vertebra el mundo en este poemario, el quinto de Bárbara Butragueño (Madrid, 1985). De hecho, el campo semántico de lo corporal es referente continuo en el volumen, y de ahí la materialidad de los poemas de esta autora, que permite hacer físico el dolor de la angustia, eje de buena parte del libro.Precisamente, los textos trasladan una gran angustia debido a la desorientación, a la falta de certezas. Se constata una constante búsqueda del sentido de la existencia y, entre ese anhelo y la evasión de las grandes verdades, Butragueño proclama el ansia de vivir con intensidad. Se registra, así, una tensión permanente entre el deseo, la expectativa, la desilusión y la frustración. Pero, al mismo tiempo, se enuncia el miedo a la vida y el temor a los demás («este mundo de lobos donde los otros tan otros siempre»). El «yo», entonces, se retrae, se debate entre la tentación de abrirse o de plegarse sobre sí mismo. Este temor germina desde el dolor, y la voz se estremece al manifestar esas dudas y el sufrimiento por la soledad; al contrastar las heridas y la dificultad de encarar los obstáculos. En ese aspecto, se va revelando un inquietante temor al contacto. Junto con la culpa (en concreto, una reflexión alrededor de ella), otro de los axiomas del libro es el dilema de la identidad y la otredad. La búsqueda de una identidad propia se reorienta desde la conciencia de la pluralidad de vidas que entrecruzan el «yo»; desde la diversidad de personas que nos construyen: «los tantos otros que somos», «me pregunto cuál de los otros que soy me justifica», «ya no sé qué es máscara / y qué es rostro».
Destacan algunos de sus juegos con el ritmo (a lo que contribuye la supresión de comas en las enumeraciones, por ejemplo, o las cuidadas repeticiones, alejadas entre sí), dentro siempre de unos poemas que sobresalen por su notable construcción. Sin encadenar metáforas, Bárbara Butragueño despliega una llamativa imaginería, una gran capacidad verbal, un alto tono lírico y un hipnótico tono, especialmente en los tramos irracionalistas.
Por todo ello, resulta un poemario logrado y vibrante, que contiene una voz personal y un tupido entrado de tensiones internas que hacen de Casa útero un libro muy interesante.